El hidrógeno verde como estrategia de descarbonización de la industria cerámica

El hidrógeno constituye un vector energético versátil, es decir, se trata de una sustancia capaz de almacenar energía para liberarla, a posteriori, de forma controlada bajo demanda. Sin lugar a duda, es el vector que más atención está acaparando en la actualidad, puesto que está llamado a desempeñar un papel decisivo en la transición energética hacia la descarbonización de la economía en 2050. Este es el caso, concretamente, del llamado hidrógeno verde, esto es, el que se obtiene por electrólisis del agua empleando electricidad de origen renovable, o lo que es lo mismo, libre de emisiones de CO2. Pues bien, desde el Observatorio Tecnológico de ITC estamos siendo testigos de una verdadera revolución o boom del hidrógeno verde, el cual está experimentando un crecimiento exponencial impulsado por una notable caída en los costes de producción (alrededor de un 40% desde 2015) y por los apoyos políticos, financieros y regulatorios por parte de la Unión Europea, tal y como se recoge en la Estrategia europea del hidrógeno.

En el caso de la industria cerámica, concretamente, el proceso de fabricación de pavimentos y revestimientos es intensivo en el consumo de energía térmica. Este consumo procede, principalmente, de tres etapas: secado de suspensiones cerámicas por atomización, el secado de soportes cerámicos y la etapa de cocción, siendo la etapa de cocción la que mayor consumo tiene. Adicionalmente se produce un consumo de energía térmica en las etapas de secado de los productos rectificados y en la etapa de clasificación, pero su contribución es sustancialmente menor.

Pues bien, el 98% industria cerámica española emplea de forma intensiva gas natural, existiendo una importante dependencia de este combustible fósil. Además, las restricciones que impone Europa en materia de emisiones añaden cada vez mayor complejidad al reto energético, especialmente en lo relativo a la compra de derechos de emisión. En este sentido, una reducción sustancial del consumo energético y de las emisiones acorde con las hojas de ruta que dicta la Comisión Europea, solo sería posible mediante una revolución tecnológica que, entre otros aspectos, implique una electrificación de hornos y secaderos y un firme viraje hacia las energías renovables.

Teniendo en cuenta que el hidrógeno verde representa un valioso vector energético, especialmente en aquellos sectores en los que la electrificación de determinados procesos no sea la opción más eficiente ni exista una alternativa sostenible que sea viable, la integración de este, que algunos ya denominan el combustible limpio del futuro, supone una estrategia más que prometedora para lograr la tan ansiada descarbonización de la industria cerámica. En este sentido destaca la alianza entre Iberdrola y Porcelanosa, que plantea soluciones como el uso de bombas de calor de alta temperatura de máxima eficiencia en los secaderos o el empleo de hidrógeno verde para alcanzar las temperaturas requeridas en hornos y atomizadores. Paralelamente, también nos gustaría destacar el ambicioso proyecto Orange.Bat, que pretende descarbonizar toda la cadena de valor de la industria cerámica en Europa, desde la generación y el almacenamiento de hidrógeno verde, hasta no solo su consumo, sino también su distribución. Con un consorcio internacional de 40 organizaciones, y que, además, cuenta con la participación del ITC y de la Universitat Jaume I, el proyecto incluye la implementación de un robusto electrolizador alcalino de 100 MW así como la construcción de una planta piloto en el clúster de Castellón que representa el 95% de la industria cerámica española.